La ciencia y la tecnología en la Argentina constituye un conjunto de políticas, planes y programas llevados a cabo por el gobierno, las universidades e institutos nacionales, las empresas, y otros organismos y asociaciones nacionales e internacionales orientadas a la investigación, desarrollo e innovación (I+D+i) en la Argentina, así como las infraestructuras e instalaciones científicas y tecnológicas. Lugar de formación de los primeros premios nobel en ciencias del mundo hispano, entre ellos el primer Nobel en ciencia Latinoamericano Bernardo Houssay así como otras eminencias científicas mundiales tales como Florentino Ameghino, Luis Federico Leloir, César Milstein e inumerables científicos de nivel mundial, Argentina es a veces llamada la "docta Latinoamericana".
Sin embargo, a pesar de la alta capacidad de los recursos humanos argentinos y la ejecución de una política de estado sostenida desde 1997 al presente, los principales problemas que afrontan la ciencia y la tecnología en el país son, en primer lugar: la baja inversión en ellas con respecto al nivel internacional. Según datos del 2005,[1] la ciencia y la tecnología verifican una fuerte dependencia del financiamiento público que aporta el 65% de la inversión distribuido en un 43% en el sector gobierno y un 22% las universidades públicas. Con relación al PBI, el sector público aporta el 0,30% mientras que el privado aporta el 0,16%(2002), aunque la participación del sector privado en las actividades científicas y tecnológicas se viene incrementando desde el año 2002.
Otro problemas ha sido la fuga de cerebros debido a que los profesionales formados en el país encuentraron mejores oportunidades laborales en el exterior. Sin embargo esta tendencia ha sido revertida en los últimos años. Desde 1997 hasta el presente ha sido ejecutada una política de estado que, con independencia del gobierno, ha aumentado el número de recursos destinados a la ejecución de proyectos científicos, la incorporación de nuevos investigadores, la repatriación de científicos argentinos radicados en el extranjero y la mejora del salario de los investigadores. Hasta 2007, el área administrativa dedicada a la ciencia y la tecnología estuvo incluida dentro del Ministerio de Educación, con la jerarquía de una secretaría ministerial, del que a su vez dependía el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET). La situación varió ese año al crear la presidenta Cristina Fernández el Ministerio de Ciencia, Tecnologia e Innovacion Productiva, y así el CONICET depender directamente de ese ministerio.
Actualmente, la Argentina ha construido satélites, está desarrolando su propio modelo de central nuclear compacta de cuarta generación[2] y provee de pequeños reactores nucleares de investigación a diversos países. Entre algunos de los avances en materia de desarrollo armamentístico se cuenta el misil AS-25K, uno de los últimos desarrollos de CITEFA, (Instituto de Investigaciones Científicas y Técnicas de las FFAA).